Bilardo dijo un día a su masajista cuando fue a atender a un rival: "Pisalo, pisalo". Sus palabras han quedado más marcadas en el Pizjuán de lo que puede parecer, digamos que quedaron como un credo sagrado. Bilardo, Del Nido, Caparrós, Cristóbal Soria, Jiménez, Alfaro, Navarro, Antoñito, Maresca, Ocio... Nombre propios con un sinónimo común definidor: antideportividad. Valga también otro: trampa.
Para esta calaña de gente del fútbol todo vale para ganar. Sirve: calentar un partido, inundar un campo, insultar, pegar o tirar botellas. Un buen pase de gol o un taconazo es equiparado por estos "angelitos" a una buena semana de titulares cargando contra el árbitro, un buen codazo a Arango o una pérdida de tiempo de un recogepelotas.
Pero el problema no es sólo suyo. Es mayor de quien lo permite, lo admite y lo premia. El silencio comprensivo de Ziganda con los árbitros es castigado, las críticas sevillistas son premiadas con un penal inexistente.
domingo, 27 de enero de 2008
EN EL SEVILLA TODO VALE
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Contacto

No hay comentarios:
Publicar un comentario